miércoles, 24 de noviembre de 2010

Para reconstruir el mundo

No sé por qué, pero hoy he recordado un relato que me gustó mucho en su día y que ya compartí en algún grupo, hoy quiero compartirlo a través de este blog. Espero que os guste y os dé qué pensar.
El relato lo escuché en la radio, alguna noche de verano probablemente, el programa llevaba por título "cosas que nunca te dije" y aunque recuerdo la voz de la locutora, no me pasa lo mismo con su nombre. Desconozco su autoría y aunque acabe haciendo una versión del relato, intentaré trasladároslo lo mejor posible:

Juan se había cansado ya de jugar solo, salió corriendo de su habitación en busca de alguna otra distracción. Halló a su padre en el salón, acomodado en un sillón y leyendo muy atentamente el periódico del día.

El niño, al verlo tan concentrado, se acercó a él lentamente, en silencio...

- ¡Papá! – intentando llamar su atención - ¡me aburro!

- ¿Ya hiciste los deberes? – echando una ojeada a Juan por encima del periódico.

- ¡Sí! Ya los hice todos.

- Pues juega entonces en tu cuarto.

- Ya jugué, ¡me aburro! Ya me cansé de jugar solo.

- Anda Juan, ve a tu cuarto a jugar, que yo estoy ocupado. ¿No ves que estoy leyendo el periódico? – El padre de Juan estaba muy preocupado por los problemas del mundo.

Juan se retira pensando en probar suerte con su madre, pero la encuentra en la cocina haciendo la cena y tampoco con ella tiene éxito.

De nuevo, se acerca a su padre:

- ¡Me aburro!

El padre, molesto por la interrupción, le mira impaciente y piensa algo rápido con lo que pueda distraer a Juan. Se le ocurre una idea: en el periódico hay un mapa del mundo que ocupa toda una página. La busca, la recorta y la parte en muchos pequeños trozos de papel.

- Toma Juan – dándole con cuidado el montoncito de recortes – aquí tienes un puzzle.

Juan se retira a su habitación llevando entre las manos su nuevo entretenimiento. Su padre, se queda satisfecho en el sillón, pensando que podrá estar tranquilo por un buen rato. Sin embargo, a los pocos minutos...

- ¡Ya está papá!

- ¿¡Cómo!? – comprueba asombrado que el mapa estaba completo y correctamente unido - ¿cómo lo has hecho? – le pregunta.

Juan apenas era un niño, no era posible que se supiera ni la mitad de los países y los pedazos eran pequeños y similares. Ni siquiera su padre estaba seguro de poder hacerlo en tan poco tiempo. Así que le vuelve a preguntar...

- Dime la verdad..., te ha ayudado tu madre, ¿verdad, granujilla?

- No. Mamá sigue haciendo la cena.

- ¿Entonces..., cómo has conseguido completar el puzzle tú solito en tan poco tiempo? ¿cogiste un mapa de algún libro como ayuda? ¿cómo has podido hacerlo?

- ¡Muy fácil papá! – contestó el niño-, cuando arrancaste la hoja vi que por el otro lado había un hombre. Di la vuelta a los trocitos que me diste y me puse a hacer el puzzle del hombre, que sabía cómo era. Cuando conseguí arreglar el hombre di la vuelta a la hoja y vi que había arreglado el mundo.

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