sábado, 27 de noviembre de 2010

Hoy he tenido la oportunidad de escuchar a un joven palestino. Después de hablarnos sobre la situación allí, darnos algunos datos y contarnos su experiencia, nos quiso contar algunas historias de otras personas (así nos lo introdujo).

Nos empezó a decir que era la historia de una señora que tenía 5 hijos. Cuatro de ellos eran chicos. Ellos vivían en la franja de Gaza y la chica, conoció a un palestino de Cisjordania, se casó y vive allí. Con ella no pueden mantener más contacto (porque los israelíes no les conceden los permisos) que el que pueden obtener vía telefónica o por skype, así que, ni esta señora, ni sus hermanos, conocen a los nietos/sobrinos. Ya han pasado 13 años.

Al niño de esta señora, de 9 años (espero recordar bien la edad) le mataron cuando algún soldado lo consideró como la respuesta más acertada frente a una pistola de juguete (que debía parecer muy real, sólo que no disparaba más allá de lo que su imaginación fuera capaz).

Otro de sus hijos, se encontraba resistiendo, dentro del último kilometro de la línea de Gaza (dentro de las nuevas posiciones, que los israelíes quieren ocupar) estando en territorio palestino por lo tanto, cuando allí le mataron.

A los pocos meses, en el pasado mes de septiembre, mataron al tercer hijo, junto con dos de sus amigos, cuando estaban haciendo una barbacoa.

Así que esta mujer se encontraba sin poder ver a su hija y nietos y con sólo un hijo en vida.
El chico nos contaba que cuando hace unos días, le llamó por teléfono, para darle el "pésame" la mujer le dijo que ya estaba preparada para "asumir", que "entendería", que el hijo que le quedaba muriera también por la tierra (tierra que como sabéis es, sobradamente, de los
palestinos).

Lo que más me impactó fue que cuando dijo que había llamado a esta mujer, hizo una aclaración con el por qué de la llamada, y es que era su tía.

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