lunes, 21 de marzo de 2011

A la tercera va la vencida

La cuestión sigue abierta.

El enemigo es común.

Tod@s estamos en un bando. El sistema económico actual impera para tod@s nosotr@s y si no eres banquer@, polític@, dueñ@ de una transnacional... estás en mi bando. Lo quieras o no. Y lo estás porque tú sufrirás el pensionazo, porque estás en paro, porque cobras menos que tu compañero por ser mujer, porque ves cómo los niños mueren de hambre sin que tus donaciones ni las del resto sean capaces de acabar con la miseria; estás en mi bando porque ves cómo los pequeños negocios tienen que cerrar, porque sabes que incluso sin crisis han tenido que cerrar para vender su local a alguna franquicia.

Tu enemigo es el mismo que el mío, porque sabes que tu voto poco decidirá, sabes que la corrupción invade las listas de los partidos, sabes que poco o nada cambiará si nos limitamos a hacer lo que hemos hecho hasta aquí: poco o nada.

Estás en mi bando porque no quieres que tu dinero vaya a un banco que protege criminales, que financia las armas que matarán a niños en palestina, porque trabajas en un banco y estás cansad@ de tener que vender productos “novedosos” a ancianos a los que sabes que no les llega la pensión, porque cada vez tienes que trabajar más horas, porque cada vez te marcan objetivos más altos, porque tienes que echar a la gente a que se apañen con las máquinas o soportar colas arbitrarias por restricciones cuya única razón de ser es asegurar la continuidad del servicio pudiendo prescindir de tu puesto.

Tu enemigo es el mío porque a ti también te suben el gas, la luz, los transportes públicos... también a ti te afecta la privatización del agua, tú también tienes que pagar la subida de la gasolina y ves que curiosamente el mercado siempre dicta subidas, no bajadas. También tú te sientes esclavo de una hipoteca que va más allá de tu casa, cada vez más esclavo porque no esperabas que un buen día pudieran cobrarte una tasa de basura por tu garaje (es entonces cuando te enteras de que tu coche produce basura que han de recoger todos los días).

El enemigo común ha conseguido que creas que vives para consumir, ha conseguido que creas que no tienes otra escapatoria, que no puedes pensar distinto, que tienes que competir, competir y competir y si no logras tener una casa, un coche y unos cuantos ceros en el banco será que no has sido lo suficientemente listo. Ha conseguido que creas que para vivir tienes que pisar al resto. Ha conseguido que creas que no te importan las consecuencias de tus actos, porque todo el mundo hace lo mismo, porque todos estamos jugando a lo mismo y porque no eres dueño de las cartas que has de jugar. Ha intentado hacerte creer que todo va bien, que el planeta sigue su curso natural y como no lo ha conseguido nos quiere engañar haciéndonos creer que lo único que podemos hacer son pequeños “guiños” al planeta.

¿Estás o no estás en mi bando? ¿acaso crees que estás condenad@ a soportar todo esto y todo lo que venga después? ¡luchemos entonces!!!!

Hablo del enemigo común, del sistema... pero, ¿qué clase de “monstruo” es ése al que no podemos fácilmente señalar? ¿qué es el sistema?

Para luchar tenemos que saber cuál es nuestro objetivo, cuál es nuestro enemigo.

En un primer momento podríamos señalar numerosos posibles objetivos como culpables de estas situaciones, como integrantes de ese sistema: los políticos corruptos, los partidos mayoritarios, los bancos, el dinero, la avaricia, la codicia, EE.UU, mi jefe... seguro que se nos ocurrirían más posibles “culpables” (y por supuesto podéis escribir cualquier comentario en este post), pero hay que preguntarse.... ¿qué haría ese político corrupto si no contara con mi voto? ¿qué haría ese banco si no contara con mi dinero?, etc.

Entonces... ¿somos también nosotros culpables? Y si fuera así... ¿cómo luchar contra todo, incluido contra mí mism@?

Efectivamente, a tod@s nos afecta el sistema. Un@s están luchando más abiertamente contra él. Otr@s som@s parte de él casi inconscientemente y otr@s son los encargad@s de que siga funcionando y de sacarle provecho.

Creo que esas diferentes posturas nos ayudarán a saber discernir quién está en nuestro bando y quién no.

Hay países y personas que intentan plantarle cara a esta situación haciendo las cosas de un modo diferente, impidiendo que la rueda siga girando gracias a sus actos u omisiones. Con más o menos éxito, con más o menos fallos, pero creo que estaremos de acuerdo en que no son culpables de los recortes sociales que sufrimos.

Por otro lado está el grueso de la población, que si bien compra en grandes almacenes, busca la compañía de teléfono más barata, tiene sus ahorros en el banco que más interés le reporta, trabaja vendiendo bombillas, impresoras, medias, sillas... productos baratos para el bolsillo pero que durarán poco y tienen un alto coste medioambiental, si bien es gente que trabaja en una caja de ahorros de ésas que se convierten en banco saltándose sus fines y leyes a la torera, gente que trabaja en la frutería, pescadería o pollería donde los alimentos llegan de sitios lejanos o cercanos pero sin saber muy bien bajo qué condiciones de explotación o producción... a pesar de todo ello, tú y yo sabemos que somos gente que si pudiéramos no permitiríamos que nuestro trabajo sirviera para explotar a l@s niñ@s en la India, ni compraríamos determinados vaqueros si supiéramos que es a costa de la salud de otras personas, ni cambiaríamos de móvil innecesariamente si fuéramos conscientes del alto precio que supone para la vida de los congoleños, ni... tantas cosas que hacemos o dejamos de hacer porque no parece haber otra salida, o simplemente porque no lo sabemos... y sin embargo, son cosas indispensables para hacer que siga girando la rueda que nos aplastará sin contemplaciones (la misma “rueda” que ya está aplastando y que lleva años aplastando).

Estamos cavando nuestra propia tumba.

No creo que nos podamos considerar “culpables”, estamos en el mismo bando, podríamos considerarnos cooperadores necesarios pero no culpables. Somos responsables de este sistema, porque aunque no tengamos un banco o una transnacional, hemos consentido que jueguen con nuestro dinero, hemos comprado sus productos, hemos trabajado para ell@s, les hemos votado,... Es cierto, pero no tenemos porqué sentirnos culpables, pues si un cuchillo sirve para matar una persona también podría servir para construir una canoa. Y el que vende el cuchillo, el que lo fabrica, no es el culpable del fin último que persigue el comprador. Sin embargo, si aún conociendo para qué quiere el cuchillo se lo vende igualmente la culpa también recaerá sobre él, sino legalmente sí moralmente. Y en este punto nos encontramos.

Sabemos ya cuáles son los medios que están utilizando para hacerse más y más ricos, si no les plantamos cara estaremos ensuciando nuestras manos con sangre, con más injusticias, sirviendo al sistema, huyendo de una manera cobarde en un “sálvese quien pueda” no haciéndole frente a los que de un modo cada vez más descarado nos usan y manipulan impunemente. De nuevo, ¿estás en mi bando?

Una vez señaladas las personas y los grupos que podemos descartar como culpables nos quedan los que realmente son nuestros enemigos: las grandes fortunas.

¿Quién maneja los medios de comunicación que hacen que no vea lo que realmente pasa en el mundo? ¿Quién me entretiene con programas de prensa rosa? ¿Por qué no puedo ver nada más interesante que un partido de fútbol? ¿Por qué las tertulias sólo apuntan en una determinada dirección?

¿Por qué mi dinero sirve para salvar a las entidades financieras, las mismas que son causantes de la crisis actual?

¿Por qué no puedo tener una vivienda? ¿Por qué no puedo tener un trabajo? ¿Por qué no puedo tener vida más allá de mi trabajo?

¿Por qué no hay tiendas diferentes a las grandes marcas? ¿Por qué nos alzamos como defensores de los derechos en determinados países y no en otros?... y tantas otras preguntas con la misma respuesta: porque hay gente a la que le interesa que esto sea así. Esa gente es nuestro enemigo común. Si quieres le podemos ir poniendo nombres y apellidos.

Empieza a ser largo el post y puede que pierda tu atención, pero... ¿de qué estamos hablando? ¿es que acaso no merece la pena escribir, leer, pensar y actuar para cambiar el mundo? ¿es que acaso tiramos la toalla sin haberlo intentado siquiera? ¿no crees que sea posible? ¿qué clase de gente somos?

Bien, si continuas conmigo no caigas en la autocomplacencia y pienses que con leer o escribir ya hemos hecho bastante. ¡No!, ¡tenemos que actuar y se tiene que notar!. Es más, TENEMOS QUE GANAR. No pararé hasta que no ganemos y eso sólo puede pasar si estamos junt@s. Así que por favor, cuento contigo. ¿verdad? ¡Quiero oirlo! ¡Quiero que participes en el blog! Es necesario. Por eso seguiré en otro post con propuestas, con estrategias... con más reflexiones... no tardaré en escribir pero antes estaría bien saber que no será un monólogo, que no serán palabras al aire (aunque si lo fueran ya serían más que el sumiso silencio).

Gracias y no lo dudes, ¡ESCRIBE!

1 comentario:

  1. No es un monólogo!! me identifico totalmente con lo que has escrito.

    Sin embargo, seguramente cometemos muchos errores en nuestro día a día que van en contra de las ideas que escribes aquí (hablo por mí). ¿En qué lugar guardo los ahorros? ¿En qué cosas me gasto el dinero?, etc...

    Seguramente la guerra tiene que empezar contra nosotros mismos y nuestra forma de vivir. Dando ejemplo se podrá explicar mejor la causa por la que luchamos.

    Estoy seguro que todo el mundo busca mejorar su calidad de vida. Pero de lo que no estoy seguro es si acaso importa la manera en que se consigue. Pensar en los problemas que nos rodean, indignarnos ante la injusticia, protestar, escuchar lo que piden los demás, entender y debatir para lograr una mejor situación debe ser parte de la solución.

    Si no somos parte de la solución, somos parte del problema.

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