Vamos a ver si pico un poco donde duele. Está claro que me
gusta meter cizaña (aunque luego acabe haciendo de mediadora yo misma, jeje).
Estos días me llena de orgullo salir a la calle y ver, cada
cuatro pasos aproximadamente, una banderita de esta nuestra tan querida nación
española. Si lo hago cuando se está celebrando un partido de nuestra bendita
selección, además puedo oír a todo volumen su retransmisión, contemplar los
bares llenos con sus pantallas gigantes y a más de un@ con una camiseta roja
con el pecho erguido.
Todo esto no es realmente lo que me molesta. Lo que
realmente me molesta es no haber experimentado lo mismo con lemas del 15M en
los balcones, con camisetas de STOP desahucios, con el seguimiento de algún
programa de Salvados por ejemplo, etc. Hay donde elegir, múltiples protestas,
reivindicaciones... cada balcón podría haber elegido una y cada persona su
camiseta verde, roja, morada...
Es fácil de entender, ¿verdad? Ese argumento rompe la
“excusa” de quienes dicen que lo uno no quita lo otro. Pero sigamos... hay más
respuestas repetidas que para mí hacen las veces de “excusas”... por ejemplo,
aquello de que ante tanta mala noticia se necesita una buena, algo donde
guardar esperanza, divertirse... bien, esto es algo que va con cada persona. A
mí, desde luego, no me ilusiona el ver cómo unos ricos pueden hacerse más ricos
cobrando primas multimillonarias y mientras, el resto del mundo sigue igual o
incluso un poco más desigual. Es cuestión de cada persona como digo, pues yo
las noticias positivas no las espero, las busco y para olvidar las negativas no
quiero el tan conocido “pan y circo” o las llamadas “cortinas de humo”,
prefiero un respiro pero sin olvidar lo que tengo encima y ese respiro lo elijo
yo, quizás haciendo una ruta por la sierra, pero no me gusta que me vengan a
todas horas con la misma cantinela y que con esa excusa se carguen medio
telediario (aunque sabemos que tampoco es una gran pérdida, pero tanto
descaro...).
Está expuesto desde el principio mi principal argumento, que
creo que es bastante objetivo y frente al cual pocas objeciones cabrían, pero
como siempre los comentarios están abiertos a cualquiera.
Ahora sigo con mis argumentos subjetivos, pues ya que empecé a escribir, si no lo hago sentiría que dejo esta entrada a medias.
Ahora sigo con mis argumentos subjetivos, pues ya que empecé a escribir, si no lo hago sentiría que dejo esta entrada a medias.
Veréis, de pequeña me gustaban las banderas, tantas, con
tantos colores... me duró bien poco. Probablemente hasta que vi cómo algún
soldado besaba la suya, bajo un acto de fe ciega, o cómo se usaban éstas para
perder el sentido común. Total, que me importa un pimiento el sentimiento
patriota. Siempre he tenido presente que vivo en un todo, no sólo bajo los
límites que diferentes guerras hayan trazado sobre mapas de papel.
Además se dan más factores en mí, pues mis padres no me han
consentido, por no querer ni poder, ni marcas ni bicis último modelo ni gastos
que pudieran hacer peligrar el pago de la letra de cada mes. Así que, desde
pequeña entendí que tampoco yo iba a ser ni mejor ni peor por tener una bici
mejor o peor, aunque tuviera una bici viejilla tenía los mejores frenos que
conocía y gracias a mi destreza (totalmente perdida ya) podía derrapar mejor
que la mayoría. Total, que ni la bandera ni la selección son cosa mía. Que la
bici sea mejor o peor será algo atribuible a su fabricante, diseñador/a y por
las mismas, que la bandera o la selección escondan mejores o peores valores y
logros es algo que se me escapa de las manos. No es cosa mía. No es motivo ni
de alegría ni de tristeza y no es por ser tan egocéntrica, egoísta o lo que
sea, que no comparta alegrías o tristezas ajenas, no, es que depende de quién
sea el protagonista de esos sentimientos y mira que hoy por hoy no conozco a
ninguno de la selección y tampoco es que me infundan pena ni nada.
Hay más factores, por supuesto que hay más factores que son
razones bien fundadas o sentidas respecto a mi indiferencia o animadversión
hacia el seguimiento patriótico y exagerado de cualquier deporte. Citaré
algunos de forma desordenada y luego volveré a centrarme en el fútbol: no
comparto el ensalzar a figuras como Fernando Alonso porque lo que consigue son
logros personales, que en nada contribuyen a la mejora de la sociedad, más bien
al contrario, sirviendo a los intereses de grandes escuderías y contaminando
por placer; en general tengo presente que son logros personales o de equipos,
pero que más allá de ser logros personales no merecen más afición que la que
merece el barrendero que cumple con su deber al sacar el mayor rendimiento de
los recursos que le hemos dedicado, por su propio beneficio y contribuyendo a
alcanzar el fin que tod@s sostenemos. Tampoco
comparto una afición desmesurada por tenistas que luego evaden sus impuestos
acumulando sus ganancias en paraísos fiscales. Tampoco puedo compartir la
ilusión de ir a un partido cuando supone tener que hacer frente a sacrificios
diarios para poder comprar una entrada sobrevalorada con la que se sigue
contribuyendo a mantener o incrementar las desigualdades y que otorgan poderes
fácticos a grandes masas patrimoniales.
¿Más razones? En todos los casos son deportes de competición, contribuyen y están inmersos en esta lógica de competición que todo lo invade en nuestros días y que es causa de fondo de nuestro devenir y forma de funcionar. Tenemos que sustituir esta lógica de la competición por la lógica de la cooperación.
¿Más razones? En todos los casos son deportes de competición, contribuyen y están inmersos en esta lógica de competición que todo lo invade en nuestros días y que es causa de fondo de nuestro devenir y forma de funcionar. Tenemos que sustituir esta lógica de la competición por la lógica de la cooperación.
¿Más razones? Pues resulta que de pequeña jugaba al fútbol,
no se me daba mal pero sufrí el machismo de la sociedad, la crueldad de l@s niñ@s a esa edad, y pronto
tuve que decidir entre dedicar mi vida a abrir un poco el espacio para las
chicas en este deporte o dedicarla a algo más amplio y que mereciese más la
pena, pues por ser ilusa o simplemente por ser niña creí que podría jugar al
fútbol como lo hacían los chicos, cerca de casa, con posibilidades de jugar en
una liga e incluso jugar en un estadio con miles de seguidores... (la verdad es
que no era tan buena) pero pronto vi que no era tan fácil, que era un mundo machista,
cerrado y que en la tele nadie seguía partidos femeninos.
¿Y a pesar de todo ello hay chicas que siguen con gran afición estos partidos? Desde luego que no cuenten conmigo.
¿Y a pesar de todo ello hay chicas que siguen con gran afición estos partidos? Desde luego que no cuenten conmigo.
Todo esto no quita que me comprara la equipación de la selección en el cole para jugar con un par de amigas vestidas igual y que me guste aún jugar al fútbol muy de vez en cuando eh? Porque el fútbol, lo que es el fútbol en sí, como deporte, no tiene culpa alguna de estos despropósitos, ni del circo que se monta.
ResponderEliminarY por qué me compré la de la selección? pues porque éramos 3 chicas, amigas, y cada una prefería a uno de los 3 grandes equipos del momento, así nos pusimos de acuerdo. Pero vaya, ya no tengo ningún equipo favorito (tampoco fui una fanática de nada ni de nadie, ni en fútbol ni en música...)
ResponderEliminar¡ENHORABUENA!
ResponderEliminarpor ser una de las pocas personas que conozco en no dejarse manipular por la SECTA y por explicarlo tan bien (coincido en casi todos tus razonamientos)
Bueno, más que secta. El fútbol se ha llegado a convertir en una RELIGIÓN CON SUS DOGMAS, FANATISMOS E INTRANSIGENCIAS.
Así que,últimamente, cada vez que alguien me intenta transmitir su entusiasmo futbolero sin ni siquiera pasársele por la cabeza la idea de que pueda haber alguien que no lo comparta, le digo que yo soy "ATEA FUTBOLÍSTICA".
Lo mismo se puede aplicar al resto de ESPECTACULOS deportivos-competitivos de moda y a sus deificados protagonistas.
Posdata: y me apena mucho que las mujeres hayan terminado por dejarse abducir por esta secta tambien (en vez de copiar lo positivo de los hombres, copian lo peor)