martes, 23 de abril de 2013

Vodafone Sol




La estacion de metro de Sol, la más céntrica de Madrid, perteneciente a la línea roja, va a pasar a llamarse “Vodafone Sol”.

¿Vodafone Sol? No tengo yo especial cariño a los nombres, símbolos, banderas, colores... pero ¿cuál es el límite?

Hace ya años que los teatros de la Gran Vía, y otros, cambiaron sus tradicionales nombres por nombres de diferentes compañías y marcas.

Marketing, publicidad, ingresos... en un momento en el que privatizan hospitales, echan a profesores y todo parece ir a un ritmo trepidante hacia el abismo más alto que podamos alcanzar en esta carrera hacia el neoliberalismo más puro y salvaje, parece una nimiedad reparar en la firma de un convenio así.

En la radio, al comentar la noticia parecía que la opinión de l@s consumidores (recordemos que ya es eso lo único que importa) se limitaba a reclamar un reflejo de esos ingresos en el precio del billete. Por supuesto tras los tarifazos y sablazos que nos han ido metiendo en los últimos tiempos esta respuesta resulta bastante comprensible, pero más allá de esta lógica “reivindicación” yo me pregunto ¿dónde está el límite?

Se me ocurre que la España del 2020 podría pasar a otro estadio y quizás para recuperarse de la crisis y ponerse al día con respecto a los tiempos que corran, podría pasar a llamarse... Nike. Sí, su eslogan “just do it” (simplemente hazlo) transmitiría el mensaje que más se corresponde con su filosofía, está claro: just do it.
Si quieres mantener tu sueldo y para eso tienes que despedir a cientos de personas... Just do it.
Si quieres minimizar las críticas hasta que éstas resulten inevitables, está claro, ¡miente!... Just do it.
Si te ofrecen dinero negro, no lo dudes, ¡no seas tont@!.... Just do it.
Y podría seguir y seguir poniendo ejemplos, creo que es un buen producto para esta marca y sin duda una gran oportunidad para patentar una forma de ser tan española... uhmm... quitemos lo de española y pongamos competitiva, para ir adaptando las expresiones a los nuevos tiempos. Sin duda un convenio así ofrecería suculentos beneficios y grandes prestaciones en ropa de deporte, tan acorde también a nuestros logros deportivos.

Valencia en fallas será conocida como la ciudad Coca Cola, por aquello de “la chispa de la vida”.

El Congreso de los Diputados podría modernizarse jubilando los leones de su pórtico y cambiándolos por dos preciosas reproducciones del conocido cachorro de Scottex, el mensaje sería el de su eslogan “el rollo que nunca se acaba”.

Madrid pasará a la historia, pues ya es hora que esta palabra que procede de Magerit, del árabe, deje atrás su pasado musulmán y se actualice por ejemplo por herausragende Schüler (discípulo aventajado si la traducción que busqué es la correcta).

La Torre de Hércules en Coruña hará los honores y reconocerá la gran labor de una gran política, pasará a ser una muestra de la fortaleza de la canciller alemana, total, a Hércules no le importará cederla para que sea la Torre de Merkel.

El caudaloso río Ebro se acomodará a los tiempos y volverá a bautizarse como Dodot, en una inversión de futuro de esta marca.

En fin, que no pasa nada por cambiarle el nombre a una estación, a un teatro, a un cine o una ciudad. ¿Qué más da? Intentamos vendernos car@s y le sacamos provecho, porque realmente necesitamos esos ingresos para seguir sufragando nuestra verdadera marca España, ya sabéis, la del Just do it!

Marina F. B.

(Aún no cambié mi nombre, disculpad, me vendo mal).

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