La estacion de metro de Sol, la más céntrica de Madrid,
perteneciente a la línea roja, va a pasar a llamarse “Vodafone Sol”.
¿Vodafone Sol? No tengo yo especial cariño a los nombres,
símbolos, banderas, colores... pero ¿cuál es el límite?
Hace ya años que los teatros de la Gran Vía, y otros,
cambiaron sus tradicionales nombres por nombres de diferentes compañías y
marcas.
Marketing, publicidad, ingresos... en un momento en el que
privatizan hospitales, echan a profesores y todo parece ir a un ritmo
trepidante hacia el abismo más alto que podamos alcanzar en esta carrera hacia
el neoliberalismo más puro y salvaje, parece una nimiedad reparar en la firma
de un convenio así.
En la radio, al comentar la noticia parecía que la opinión
de l@s consumidores (recordemos que ya es eso lo único que
importa) se limitaba a reclamar un reflejo de esos ingresos en el precio del
billete. Por supuesto tras los tarifazos y sablazos que nos han ido metiendo en
los últimos tiempos esta respuesta resulta bastante comprensible, pero más allá
de esta lógica “reivindicación” yo me pregunto ¿dónde está el límite?
Se me ocurre que la España del 2020 podría pasar a otro
estadio y quizás para recuperarse de la crisis y ponerse al día con respecto a
los tiempos que corran, podría pasar a llamarse... Nike. Sí, su eslogan “just do it”
(simplemente hazlo) transmitiría el mensaje que más se corresponde con su
filosofía, está claro: just do it.
Si quieres mantener tu sueldo y para eso tienes que despedir
a cientos de personas... Just
do it.
Si quieres minimizar las críticas hasta que éstas resulten
inevitables, está claro, ¡miente!... Just do it.
Si te ofrecen dinero negro, no lo dudes, ¡no seas tont@!....
Just do it.
Y podría seguir y seguir poniendo ejemplos, creo que es un
buen producto para esta marca y sin duda una gran oportunidad para patentar una
forma de ser tan española... uhmm... quitemos lo de española y pongamos
competitiva, para ir adaptando las expresiones a los nuevos tiempos. Sin duda
un convenio así ofrecería suculentos beneficios y grandes prestaciones en ropa
de deporte, tan acorde también a nuestros logros deportivos.
Valencia en fallas será conocida como la ciudad Coca Cola,
por aquello de “la chispa de la vida”.
El Congreso de los Diputados podría modernizarse
jubilando los leones de su pórtico y cambiándolos por dos preciosas
reproducciones del conocido cachorro de Scottex, el mensaje sería el de su
eslogan “el rollo que nunca se acaba”.
Madrid pasará a la historia, pues ya es hora que esta
palabra que procede de Magerit, del árabe, deje atrás su pasado musulmán y se
actualice por ejemplo por herausragende Schüler (discípulo aventajado si la
traducción que busqué es la correcta).
La Torre de Hércules en Coruña hará los honores y reconocerá
la gran labor de una gran política, pasará a ser una muestra de la fortaleza de
la canciller alemana, total, a Hércules no le importará cederla para que sea la Torre
de Merkel.
El caudaloso río Ebro se acomodará a los tiempos y volverá a
bautizarse como Dodot, en una inversión de futuro de esta marca.
Marina F. B.
(Aún no cambié mi nombre, disculpad, me vendo mal).
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