martes, 24 de abril de 2018

Falta conexión

Falta conexión, profundidad... no sé exactamente cuál sería el título más adecuado para esta entrada, el caso es que parece que hoy algunas ideas ya tienen suficiente entidad como para que dedique un rato a escribir e intentar transmitir algo que pueda ser de utilidad y que merezca la pena que tú, seas quien seas, le dediques un rato a leer.

Hace tiempo que creo que no iría nada mal que en la televisión pública tuviéramos debates temáticos, que se produjesen sin prisa, que pudieran tener varias partes y una de ellas fuera una mínima formación, un espacio didáctico, pedagógico que pudiera alcanzar un cierto grado de profundidad. Unos debates que lograsen ser seguidos, por implicar a la gente y hacerla cuestionarse el tema de la semana... en fin, podría desarrollar un poco esto pero es sólo una especie de propuesta de futuro que intentaría dar respuesta a la cuestión de fondo que quisiera reflejar.

La cuestión es que ante una pregunta x se nos exige y demandamos una respuesta claramente posicionada y parece que nos perdemos el proceso que debiera haber tenido lugar precediendo la misma. Por ejemplo:
Ante la pregunta de si estás o no a favor de las corridas de toros, o si estás o no a favor del aborto, o de una salida del euro... Basta con decir un "sí" o un "no" para que te caiga una etiqueta. Pareciera que no hay cabida para los grises y parece también que no se tiene una especie de pureza o pedigree. No dejamos tiempo ni espacio para el diálogo, para la profundidad, para el entendimiento.
Siguiendo con los ejemplos:
No cabría entonces la opción de pensar en si podemos estar hablando de diferentes concepciones de "corridas de toros", si nos están respondiendo sobre el aborto en sí o sobre su tratamiento legal, tampoco cabría esperar matices o plazos, no cabría esperar una disertación sobre el euro deseado o que la salida de éste fuera un movimiento táctico.

Resulta fácil tener una tendencia a "etiquetar" a las personas, pero más allá de las tendencias personales... entiendo que no debiera ser la tónica general en el mundo de la política y sin embargo parece que la es.

Si perteneces a un partido ya estás etiquetad@, por la gente de fuera del partido, por la gente de otros partidos e incluso por la gente del propio partido. ¡Qué absurdo!, ¿no? Al menos a mí me lo parece.
No todas las personas pensamos igual y un partido tiene unos estatutos, un programa... todo ello es fruto de acuerdos, de deliberaciones... de unas cuantas personas en un momento determinado, luego se unen más personas que no tienen por qué coincidir al 100% con lo acordado y simplemente el hecho de haber sido fruto de un acuerdo nos debería hacer caer que no es algo que identifique al 100% de sus integrantes. Para esto el término de "simpatizante" me parece muy adecuado... supongo que cuando estás afiliad@ sigues siendo simpatizante pero es posible que se desvanezca esa concepción de pluralidad y de mosaico en pro de una especie de eficacia, doctrina o simplemente obediencia jerárquica, haciendo que toda la riqueza existente quede oculta para poder entrar en las "etiquetas" que faciliten el posicionamiento de otras personas. En fin... que tampoco quería extenderme tanto y aún no llegué al punto principal.

Cuando estaba inmersa en la preparación del encuentro municipalista de Ahora Madrid (celebrado el 10 de febrero de este año), hablé con una persona que me transmitía su decepción. Decepción en esencia por la desconexión entre lo esperado y lo obtenido, pero iba más allá, no era una cuestión de cumplimiento o no del programa... apuntaba en sus reflexiones a una priorización: fundamental, muy interesante.

Para empezar hay un punto que en el fondo es como la clave de mi participación en Ahora Madrid y en concreto de lo que pretendía fomentar el Encuentro municipalista que comentaba: la necesidad de crear, de dotarnos, de participar, de facilitar... lugares de encuentro.
Será por mi ignorancia pero no creo en eso de "programa, programa, programa".
Nota: (Fijaos que en muchos casos ya de alguna forma algo en vuestra cabeza está tratando de etiquetarme o de buscar la etiqueta correcta una vez hecha esta afirmación, ¿cierto?).
Creo en líneas generales, en objetivos, en formas de actuación... y creo que si hay espacios donde se pueda compartir la información, y fomentar la corresponsabilidad en las decisiones, se ganará en democracia y a su vez en justicia social. (Así dicho, brevemente). También creo que para esto un factor clave es la confianza que de nuevo se ha de ganar o de alguna manera mantener, en esos mismos espacios. 

Hablo de espacios de encuentro porque ellos permitirían saber por qué no se llega a cumplir todo el programa o partes de él, qué haría falta, qué falló en su enunciación, qué se puede lograr con ayuda externa, qué no se está cumpliendo pero sí que puede cumplirse si se dan determinados pasos, etc. Esto permitiría esa conexión entre "el mundo activista", entre las "demandas de la calle" por así decirlo, y las posibilidades o estrecheces encontradas dentro de la gestión institucional. A su vez permitiría que las decisiones fueran respaldadas y fueran más compartidas, evitaría que criterios personales o "sectoriales" se impusieran por la vía de los hechos relegando o descartando la posibilidad de una toma de posición consensuada y concienciada.

Ese desencanto hace que por ejemplo el citado Encuentro municipalista se pudiera ver como algo ajeno a las necesidades de la gente, algo endogámico, como una lucha de corrientes internas por posicionarse, sin más. Supongo que mientras no alcancemos un grado de coherencia, estabilidad política, confianza en las formas y cosas así... pues efectivamente, al igual que lo que seguramente suceda en los congresos de cualquier partido, eso tiene y tendrá lugar, pero esa realidad (necesaria mientras se está en proceso) no tiene que echar por la borda lo que puede haber de fondo (no digo que siempre lo haya), y es que en el fondo las corrientes y cada persona, aportan una pluralidad de concepciones distintas, de experiencias, de propuestas y de formas de entender cómo se debe actuar, qué pasos han de darse, y en el fondo, una determinada forma de practicar la política que enlaza directamente con caminos que se abren o cierran para llevar a cabo unas u otras actuaciones y por ende establecer unas u otras prioridades.

"Prioridades", con esta palabra ya voy acabando, y es que no resulta difícil imaginar un congreso con diferentes corrientes, diferentes prioridades, diferentes intereses, intereses personales (que los hay), intereses partidarios, electorales, intereses a corto o largo plazo, teniendo en el centro a una parte de la ciudadanía, con una mirada más amplia..., de cualquier tipo, el caso es que son el resultado de las diferentes concepciones y también de las diferentes circunstancias, trayectorias, carácteres, objetivos, etc. de cada asistente al congreso o Encuentro en cuestión. Bien, pues si extrapolamos eso a la ciudad... tendremos que se votan las diferentes propuestas, en este caso programas, y en ellos van medidas y actuaciones de todo tipo, que afectan a todas las áreas. No hay priorización alguna más allá de lo que se destaca más en la campaña electoral, de lo que se repite más en el programa o de lo señalado como "medidas estrella", pero se deja en manos de quienes estén en las instituciones el valorar si ante los obstáculos encontrados han de centrarse en lo que sea más "accesible de conseguir", o si es necesario dedicar más esfuerzos a temas que aunque no sean muy visibles requieran un mayor esfuerzo a costa de dejar atrás algunos puntos programáticos.

Estaría bien que se pudiera avanzar todo lo posible en todos los objetivos que despierten consenso, pero la cuestión es que más allá del grado de cumplimiento de un programa... cada persona tiene unas prioridades y cualquiera puede pensar que dedicar tiempo y recursos a que se pueda votar una propuesta por internet no es algo prioritario y que ese tiempo y esos recursos estarían mejor si se dedicasen a tapar socavones, por ejemplo, y viceversa. La pregunta es... esas prioridades que cualquier activista pondría encima de la mesa... si hablamos por ejemplo de techo y comida para todo el mundo...,¿serían compartidas por el conjunto de la ciudadanía? ¿hasta qué punto la sociedad estaría dispuesta a que fueran prioritarias dejando atrás otras? ¿hasta qué punto serían recompensadas medidas que no tuvieran una "visibilidad inmediata"? ¿cómo se concretaría cada prioridad? ¿a qué se referiría, en este caso, la expresión "para todo el mundo"? El que se pudiera llegar a un objetivo consensuado como prioritario no quiere decir que se estuviese de acuerdo en las formas de conseguirlo, en los costes asumibles, habría otras prioridades que se posicionarían como "líneas rojas" ¿estaríamos de acuerdo en esas "líneas rojas", en esos modos y costes?

Sin lugares de encuentro el desencanto activista no frenará y los debates internos tenderán a perder el norte y a perderse en los necesarios movimientos tácticos de las diferentes corrientes.

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