El Guernica, la II Flotilla de la Libertad, que zarpó rumbo a Gaza, cargada de material escolar, médico..., con una tripulación compuesta por diferentes activistas de todo el territorio español, por artistas, por polític@s..., estos días está retenido en Grecia, fuertemente controlado y sin muchas opciones de continuar hacia su destino. No digo de continuar su misión, porque hacer constar de un modo tan flagrante la vulneración de nuestros derechos era algo lamentablemente esperado, pero no por ello menos necesario para seguir en esa labor tan ardua de contribuir al cambio social. El mayor reto.
Volviendo de Sol, donde la convocatoria hecha no tuvo tanto éxito como cualquiera desearía, se me ocurrió un relato que sirviera de comparación:
El ruido de l@s niñ@s jugando en el patio del colegio me hacía sonreír, tanto derroche de vida al aire conseguía contagiarte de cierta alegría e ilusión, pensar que son ell@s el futuro (que las preocupaciones y problemas vienen con la edad), suponía recobrar un poco de esperanza, confiando en que el paso del tiempo fuera más benigno con las próximas generaciones.
Me acercaba a la puerta del comedor, esquivando el balón que velozmente avanzaba entre unas improvisadas porterías, una vez sorteado el campo de batalla, me encontré con otro: un chiquillo, que debía tener unos 6 o 7 años, estaba siendo objeto de burla por uno de esos grandullones que parecen responder al estereotipo del típico repetidor. Le impedía el paso y se burlaba de él contando con la complicidad de un par de amiguetes más, éstos lucían un aspecto que encajaba más bien con los conocidos "enclenques", no tenían más fuerza que el chiquillo asediado, pero tampoco les hacía falta, estaban sentados y disfrutando del espectáculo, ya tenían a su secuaz para complacerles.
De repente, el balón se coló entre mis piernas, un@ de l@s entusiastas jugador@s se acercó por él, vió la escena y se apresuró a no hacer esperar a l@s demás para seguir el juego.
Me pregunté si aquél chico no tendría amig@s que le pudieran apoyar, o simplemente algún niño/a al que le doliese ver aquello. En seguida tuve respuesta, un par de ell@s venían gritando desde lejos que le dejaran en paz, venían de buscar ayuda, para evitar meterse en líos, para actuar de la forma más cívica e inteligente que les habían enseñado, venían de reclamar la intervención de l@s profesor@s que vigilaban ese día el patio. La respuesta que se encontraron fue que debían aprender a apañárselas sol@s y, por si fuera poco, de l@s 3 que fueron sólo regresaron 2, porque la que informó a l@s profesor@s, tuvo que quedarse castigada "por chivata".
No quiero extenderme más, sólo una lluvia de ideas: educación, competitividad, cooperación, la ley de la selva, la censura de las charlas de Rumbo a Gaza en los colegios, tomar partido, entretenimiento... y todas las que queráis añadir en vuestros comentarios.
Habrá que seguir navegando.
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